miércoles, octubre 12, 2005

Soria existe

Hace un tiempo estuve viendo una serie de programas en el Canal Viajar dedicados a Soria y me sorprendieron grátamente. No pensaba que esas tierras fuesen tan hermosas y guardasen tantos encantos. Se lo comenté a M y decidimos que nuestra próxima escapada sería a Soria.

Indagué un poco en internet; qué podíamos ver, qué era más interesante, dónde estaban las cosas y los sitios y me pareció que la ubicación ideal donde establecer nuestra base desde donde partir en diferentes excursiones por los alrededores era Vinuesa. Localizamos una casa rural en el pueblo, llamamos y acertamos a la primera. Había plazas para los días que queríamos pasar allí y a muy buen precio con desayuno incluido. Genial.

El periodo que elegimos para visitar Soria fue el acueducto del 5 al 9 de octubre ( fiesta en la Comunidad Valenciana ).

Día 1

Salimos prontito de Valencia. A-7, Sagunto, vía Teruel. La cosa empieza bien. A la altura del Km 48 de la Nacional 234 nos para la GCT por ir a 121 Km/h. Ojo que casi siempre están por ahí. Continuamos viaje sin superar los 100 Km/h hasta Monreal del Campo donde nos detenemos a tomar un refrigerio y decidimos seguir por la N-234 por Calamocha, Daroca y Calatayud hasta Soria.

Pocos Km antes de llegar a Soria ( 2 ó 3 ) visitamos la Ermita de San Saturio y reproducimos el paseo que tantas veces recorrió Machado a orillas del Duero. Recomendable el paseo, pero San Saturio "pa" los beatos.

Camino de San Saturio

Como era hora de comer, pasamos Soria de largo y fuimos hasta el monte de Valonsadero ( N-234 a 8 Km de Soria ) cuyo restaurante con mesitas con bancos de madera en plena naturaleza sirve el típico plato completo castellano-leonés; lomo, chorizo, patatas y huevo. De huevos.

El monte de Valonsadero ya nos presenta una cara de Soria para nosotros desconocida, verde por todos lados y mogollón de vacas sueltas por las praderas.

Después de comer volvimos a visitar Soria. Son de destacar la Iglesia de Santo Domingo ( Románico de segunda mitad del s.XII ), la Concatedral de San pedro con un claustro digno de visitar si quieres pagar por ello, y la Plaza Mayor donde, curiósamente, ese día había un mercadillo medieval. Todos iban ataviados con vestimentas de la época, había burros, búhos y rapaces, y paja por todos lados, y vendían productos típicos artesanos como las tortas de Santo Domingo, cuyo pecado es no probarlas.

Seguimos viaje vía Cidones donde tomamos el desvío que va hacia Vinuesa pasando por encima de la presa del Embalse de la Cuerda del Pozo. El embalse parece haber conocido mejores tiempos pues está prácticamente seco. A partir de este punto el paisaje cambia radicalmente y ante nosotros se aparece un bosque de pino laricio de más de 3.000 Km² de extensión que va a dominar los siguientes días de nuestra visita a estas tierras.

Vinuesa es un pueblecito turístico de casas de piedra cercano a una pista de esquí. En plena temporada debe estar a parir.

Al llegar a la casa rural nos recibe Crescencio, el dueño, que nos la enseña y conduce hasta nuestra habitación doble con cama de matrimonio, armario, mesa con silla, televisión, baño con bañera y vistas al jardín trasero donde revolotean las palomas. Güay.

Bajamos al salón común con todos nuestros papeles a planear las rutas de los días siguientes y Crescencio nos recomienda algunos lugares dignos de visitar por los alrededores. Todo claro para el resto de días.

Vamos a dar una vuelta por el pueblo, picoteamos algo en un bar y a dormir.

Es curioso, pero en Soria la gente sólo va a los bares a picar y beber, pero no a cenar ni a comer, y por lo tanto, no tienen bocadillos que ofrecerte.

Día 2

El amanecer sorianao nos sorprende con unos escasos 6ºC que a lo largo de la mañana se convierten en 20ºC.

Remontamos la SO-830 hasta la Laguna Negra a 18 Km de Vinuesa. Debes aparcar el coche unos 200m antes de llegar y recorres a pié los últimos metros hasta superar un camino empinado que da paso a uno de los espectáculos más bellos que he visto. Una laguna de origen glaciar, encajonada entre altas rocas e infinitos pinares. Está a 2.000m de altura sobre el nivel del mar y sus aguas son oscuras. Cuenta la leyenda que el color negro de sus aguas es debido a que no tiene fondo, pero recientes estudios científicos han demostrado que sí tiene.

La Laguna Negra

El otoño explota en una sinfonía de rojos, verdes y ocres.

Por todas partes se encuentran esparcidas enormes rocas con una de sus caras complétamente plana, denotando el origen glaciar de la zona.

Tras flipar enórmemente con la laguna, dirigimos nuestros pasos hacia Castroviejo, un alto mirador sobre la zona. Sus enormes rocas peladas de caprichosas formas encierran acogedores rincones, ideales para ir en grupo a comer una torrá o similar.

Descendemos hacia Duruelo, donde tras visitar los bares, nos recomiendan ir a comer al único sitio donde se puede hacer en el pueblo; el Hotel-Restaurante. Correcta comida.

Es curiosa la colección de fotografías de la dueña del restaurante con todo tipo de gente famosa que puedes ver en la escalera que lleva al comedor.

Seguimos hasta Covaleda donde visitamos las tumbas de origen medieval labradas en la roca que rodean la iglesia.

En Molinos de Duero tomamos el desvío hacia Abejar, desde donde descendemos hasta Calatañazor. Bonito pueblo medieval donde se puede apreciar perféctamente el estilo de construcción a base de ramas y barro crudo, y las chimeneas cónicas que rematan los tejados de todas las casas. Tiene castillo derruido con impresionantes vistas a los campos de castilla, y picota en la plaza.

Típica chimenea cónica

Aquí compramos torta de chicharrones que nos comemos a las afueras del pueblo junto a la ermita de la Soledad.

Intentamos llegar hasta la Fuentona, pero se hace de noche y decidimos volver a cenar a Vinuesa. Esta vez sí, conseguimos cenar como señores en uno de los restaurantes a la entrada del pueblo, en la carretera.

Día 3

Hoy dirigimos nuestros pasos hacia Ucero, donde visitamos el centro de interpretación de la fauna del río Lobos. Recordamos el ciclo kárstico, y nos hacemos una idea de la fauna que nos podemos encontrar a lo largo de nuestro recorrido por el cañón del río Lobos.

Al salir del centro de interpretación nos sorprenden una veintena de buitres que vuelan dando círculos sobre nuestras cabezas. Impresionante.

Buitre

Nada más introducirnos en el cañón, un zorro cruza tranquílamente el camino, delante de nuestras narices, y a los 2 Km de andar, a la altura de la ermita de San Bartolomé ( famosa por su relación con los caballeros templarios ), los buitres ya nos rodean.

Ermita de San Bartolom&eacute

Lo más impresionante de los buitres no son sus más de 2m de envergadura, si no el ruido que hacen al planear y pasar por encima de tu cabeza. Increible.

Unos 3 Km más adelante decidimos parar a comer un poco y nos sorprende un águila ( no sé de qué tipo ) volando a pocos metros de nosotros.

Dando por finalizada la visita al río Lobos, nos dirigimos a Burgo de Osma, donde comemos, esta vez bocadillos, en un bar al lado de la estación de autobuses cuya especialidad es precísamente los bocadillos. Visitamos Burgo de Osma. Tranquilo y bonito pueblo donde se puede pasear a la vez que admiras monumentos tales como la Catedral, los restos de la muralla, etc.

Vuelta a Vinuesa por Aldehuela de Calatañazor, cena en el restaurante y a dormir.

Día 4

Este es sin duda el día más extraño y desconcertante de nuestro viaje, ya que decidimos echar la vista atrás en el tiempo y recorrer la ruta de los dinosaurios.

Como punto de partida visitamos las ruinas de Numancia, al norte de Soria. Es una visita turística obligada y muy organizada. Allí podemos observar muchos restos tanto de vasijas y útiles, como de viviendas tanto de la época preromana como de la posterior, una vez conquistada Numancia.

Desde lo alto del cerro se pueden observar los distintos puntos donde el imperio romano construyó torres a lo largo de la muralla que rodeó el enclave durante los años de asedio, la estructura de la ciudad con sus calles a nivel más bajo que las viviendas, los pasos elevados sobre piedras para cruzar las calles, los pozos comunitarios de abastecimiento de agua, una sección de la muralla original y viviendas típicas con sus diferentes habitaciones y utensilios utilizados en los trabajos artesanales de la época.

En el centro de información podéis visionar un vídeo explicativo de todo ello y consultar catálogos de fotografías de todo tipo de elementos encontrados en la zona y ahora residentes en el museo de Soria.

Desde Numancia seguimos camino hacia las tierras altas de Soria, donde vamos a recorrer la ruta de los dinosaurios.

Huella de dinosaurio

Hay una serie de pueblecitos dejados de la mano de diós ( Bretún, Santa Cruz de Yanguas, Villar del Río, etc ) que conservan los restos fósiles de huellas de dinosaurios, de cuando estas altas tierras eran una zona pantanosa a nivel del mar. Los dinosaurios andaban, corrían, vivían y morían sobre el fango, y este, una vez fosilizado nos trae hasta nuestros días el vestigio de esas huellas. Pudimos observar huellas grandes de patas redondas, huellas pequeñas de tres dedos, huellas de esqueletos completos, huellas de huevos de dinosaurio y mogollón de coprolitos (cacas de dinosaurio), todo ello en mitad del pueblo, en la puerta del establo de unos viejecitos (lo pisan cada día), en los campos alrededor del pueblo y prácticamente sin señalizar, en algunos yacimientos señalizados pero muy mal conservados (encontramos un grupo de chavales, en campo de trabajo realizando trabajos de restauración, desenterramiento y señalización), en los sitios donde menos te lo esperas.

Toda esa zona está prácticamente desierta a excepción de algunos habitantes que aún quedan y los cazadores franceses que vienen en esta temporada a cazar la paloma torcaz.

Gratificante y curioso fue el encuentro con una señora de avanzada edad con enorme experiencia en el tema que nos acompañó por todo el pueblo enseñándonos y explicándonos cada huella. También nos mostró su colección particular de fósiles, fotocopias de libros de eruditos sobre el tema donde ella salía y todas las cosas que se llevó al programa de televisión “Esta noche cruzamos el Misisipi” cuando la invitaron. Esta señora nos encaminó hacia el bar de una amiga suya donde se podía comer bien.

En el bar no estaba su amiga pero sí su hijo. Había vuelto al pueblo después de muchos años trabajando fuera ( Castellón ) porque su madre ya estaba mayor y alguien tenía que cuidar del bar. Sólo y aburrido pero amable y atento con los visitantes.

Cuando la tarde llegaba a su fin y de vuelta ya hacia Vinuesa, encontramos un comedero de buitres. Dejamos el coche y nos acercamos andando. Sigilosamente seguimos el camino y a la vuelta de una curva nos encontramos cara a cara con cientos de buitres que nos observaban atentamente.

Impresionante.

M dice que olía fatal, pero yo no me enteré. Unos bichos enormes y majestuosos nos rodeaban por todas partes. Comían de algún que otro cadáver de ciervo, te miraban desde su rama, te sobrevolaban o simplemente descansaban en los árboles. Digno de ver y acojonante.

Con la incipiente tormenta llegamos a Vinuesa, donde repetimos cena en el mismo restaurante.

Día 5

Este día lo reservamos para la vuelta a casa y de camino visitamos Almazán y Medinaceli. De destacar este último por el conjunto histórico-artístico, con el único arco romano de triple arquería que se conserva en España y diversos edificios como la Colegiata, el Convento y el Palacio de los Duques de Medinaceli en el encantador recinto de la plaza. Un pueblo para pasear, observar y disfrutar tranquílamente.

Arco romano de triple arquería

Comida de camioneros en Monreal del Campo y a Valencia.

En definitiva, un viaje lleno de encanto y sorpresas por lo inesperado de su belleza. Absolútamente recomendable.

3 comentarios:

ideas dijo...

Espero que disfrutases de esa tierra de leyendas y magia...

Anónimo dijo...

De una soriana enamorada de su tierra, gracias de todo corazón

DomK dijo...

La verdad es que disfruté mucho por las tierras de Soria, es uno de los viajes que realmente me dejaron enamorado.

Un saludo,