Hace muchos años, subí una noche a la terraza de casa de mis padres, armado con unos buenos prismáticos. Iba dispuesto a otear el cielo en busca de algún cuerpo celeste que observar.
Esa noche había luna llena. Dediqué toda la sesión a observarla.
Es impresionante lo bién que se puede observar la luna con unos medios técnicos tan escasos. La fuí recorriendo palmo a palmo, viendo detenidamente sus cráteres y sus valles. Y su luz blaco-azulada lo invadía todo.
Era tal el detalle de su orografía que al rato empezó a invadirme una sensación de miedo irracional tal, que me hizo apartar la vista de ella. Guardé los prismáticos y me bajé a casa.
Hasta el día de hoy no he vuelto a mirarla tan de cerca.
Hoy hay luna llena.
Te atreves a mirarla?
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