lunes, agosto 24, 2015

Arroyo de Valhermoso

Cerca de Motilla, en la carretera nacional Valencia-Madrid, encontré una curiosa casa abandonada que llamó mi atención.

Valhermoso de la Fuente
Cuenca
39.567643, -1.992000

Estaba buscando un sitio desde donde poder fotografiar la tormenta eléctrica que en esos momentos pasaba por allí, pero ante la imposibilidad de esquivar la lluvia hice tiempo y me desvié hacia esa casa en ruinas que llamó mi atención.

Es un sitio perfecto para hacer fotografía nocturna y lightpainting, así que fui a hacer unas fotos previas de situación y posibles encuadres.

https://goo.gl/photos/LSLbDCsCpWBd7fg67

Es una casa derruida con tres estancias diferenciables; la casa habitable en sí, el horno de leña para hacer pan y el lugar donde guardar las bestias propias de la actividad agrícola.



Tiene varias ventanas con arcos superiores y una puerta que aún resiste el paso del tiempo. Las paredes son de piedra y arcilla del terreno, y conserva unas vigas de madera carcomidas por el tiempo muy interesantes que recuerdan columnas vertebrales de animales extintos.



Terminando la sesión fotográfica se acercó una furgoneta en cuyo interior se encontraba el dueño de la casa y el terreno circundante.

Me explicó que él y sus hermanos habían nacido en esa casa. Sus padres vivían allí mientras cuidaban las tierras del señor.

Su madre hacía el pan en el horno, en el establo tenían los bueyes para labrar y encima estaba el gallinero donde las gallinas ponedoras les daban huevos todos los días. Al lado había un terreno vallado donde los conejos se criaban.

En el arroyo hubo una noria que repartía agua para las cercanas tierras dedicadas a la huerta donde cultivaban diversos vegetales con los que alimentarse.

En las inmediaciones había unas seis o siete familias en otras tantas casas ahora abandonadas que constituían casi una aldea cercana a Motilla.

Sus hermanas menores ya nacieron en Valhermoso, pueblo cercano, cuando abandonaron la casa y trabajo.

Pasado el tiempo compraron la casa y tierras donde sus padres habían hecho crecer la familia,

Ahora está pensando en restaurar la casa, aunque sus hijos no comparten la idea.

Le comenté lo mucho que me gustan esas casas abandonadas en medio del campo y le agradecí enormemente su atención y explicaciones, que complementaban de forma impagable unas fotos que sin la historia que me contó serían mucho menos.

Nos despedimos con un sincero apretón de manos y sólo echo de menos haberme hecho una foto con él para completar una magnífica tarde de descubrimiento de la vida y costumbres de unas tierras no tan lejanas, ni en el tiempo ni en la situación puramente geográfica.

Espero que las fotos os gusten, al menos tanto como a mí me impresionó conocer a su dueño e historia.

Un saludo,